Hace poco me preguntaron a que nos dedicamos en latte chocolate:
Todo empezó con una ollita. ESA ollita. En un departamento chiquito. Si me decías en ese momento que íbamos a vender tabletas en todo el país te hubiera respondido: no te la creo.


En ese momento, no sabía hacer chocolates. No era diseñadora, no sabía de marketing, finanzas, negociación, o sobre la gran responsabilidad de liderar personas. No tenía títulos universitarios rimbombantes para impresionar a nadie.
Era el año 2015 y hacía poco había empezado a trabajar como distribuidora. Comercializaba alfajores de una marca naciente de mi ciudad. Pero tenía un problema, el producto que vendía no tenia ningún diferencial. Me costaba horrores venderlos. Y muchas veces volvía a mi casa frustrada por los resultados. Poco tiempo después, la fábrica de alfajores cerro y me quede sin trabajo. Antes que la crisis llegue, había empezado un curso de chocolatería. Solo me quedaba dinero para 2 kg de chocolate, 5 moldes, estaba atravesando una GRAN crisis , tenía cuentas que pagar, UNA IDEA, y una charla con Dios donde le dije que quería salir adelante. Sinceramente, eso era todo lo que tenía.
Días después, esa idea se transformó en un sueño: hacer un chocolate que fuera DIFERENTE: que tuviera un súper poder: el de TOCAR EL CORAZÓN; cómo lo tienen las cosas simples de la vida. Y quería que ese súper poder se transmitiera con humor, través de las palabras.
Ese día nació @lattechocolate.
el 8/7/2015. Nunca más pude ser la misma.
En el medio, mientras desarrollaba la idea, iba algunos días de la semana a trabajar al kiosco de mi mamá. Le pregunté si podía vender los chocolates a lo que obviamente respondió que sí ♥️. Y empecé a notar, que las personas levantaban el chocolate, se reían con las frases y le movían los ojitos móviles que hasta hoy conservan en el packaging. Y ahí dije: ya sé! Si hago esto mismo, para los comercios donde ya me conocen y a los que antes vendía alfajores, quizás con eso pueda pagar el alquiler…Dejé la carrera de derecho, me fui a Buenos Aires a estudiar comercialización y me entrené mucho. Leí todo lo que pude, hice cursos de lo que te imagines y me capacité. Quería y aún quiero, hacer lo que hago cada vez mejor.
NO HAY DÍA en que no quiera SER mejor.
En el medio de estos años: me equivoqué, aprendí, me estafaron, me enfermé, me frustré, me levanté, lloré, reí, casi me fundo, me recuperé, atravesamos una pandemia, y también disfruté y lo sigo haciendo.
DÍA TRAS DÍA TRAS DÍA.
Cómo diría Obi Wan Kenobi: “En mi experiencia, no hay tal cosa como la suerte”.Y sabés qué? Hace poco me di cuenta que mi sueño ya se había cumplido. Podría contarte mil cosas más. Seguro que ya aburro. Solo te anticipo que acá ya nos pusimos otra meta: seguir soñando. Esa es nuestra profesión y especialidad.

